A juicio de Guridi, en un Estado aconfesional debe haber una sola asignatura sobre el hecho religioso, común para todos los alumnos, en la que se aborden las "creencias y descreencias". Con ello, "se evitarían problemas y divisiones", añadió.

En su opinión, no tiene sentido separar a unos alumnos de otros en función de su confesionalidad y, de seguir caminando en este sentido, terminaremos por "poner asignaturas para todas las religiones: protestante, islámica, judía, etcétera, de tal modo que el alumnado de un mismo grupo podría dividirse hasta en seis o siete" a la hora de dar esta clase.

Según consideró, "esto no crea nada bueno en el instituto, ni para la organización interna de los centros, ni para el ambiente de cooperación que ha de vivirse en ellos".