Tanto la Guardia Civil como la Concejalía de Sanidad del consistorio vallisoletano han descartado que el asalto a las veintiséis tumbas y nichos del pasado viernes haya sido obra de un solo individuo y una secta satánica, hipótesis descartada en la profanación de los ocho cementerios anteriores.

Ls asaltos no pudieron ser atajados por el anterior delegado de Gobierno en Castilla y León y actual director general de la Policía, Angel Olivares, que bautizó al responsable de los hechos como "el iluminado".

Olivares destinó varias unidades policiales a la vigilancia de los cementerios de Valladolid, una operación que ha resultado infructuosa. Las únicas pistas con las que cuentan la Guardia Civil y la Policía Judicial son las huellas de unas zapatillas deportivas.

Estas huellas están siempre pesentes en el escenario de las profanaciones y corresponden a un individuo de gran peso y tamaño que, sin embargo, según estas fuentes, sería incapaz de mover sin ayuda las lápidas de cientos de kilos que aparecen desplazadas y hechas añicos.

Las acciones de los asaltantes de tumbas suelen tener lugar los fines de semana y no se habían producido desde la Noche de Reyes de 1994, fecha de la última profanación en la localidad de Serrada.