Los trabajadores afectados por procesos de reestructuración se pueden beneficiar de dos tipos de ayudas: por un lado, las destinadas a momentos previos a la jubilación ordinaria, por otro, las extraordinarias para estos procesos con el fin de preservar el empleo y la actividad.

Aunque el número de trabajadores beneficiarios de estas ayudas se redujo notablemente el pasado año, el gasto se incrementó.

En concreto, la subida del gasto fue del 6,84%, mientras que el número de personas beneficiadas cayó de 538 a 366, es decir, un 31,97%.

El gasto derivado de estas contingencias se reparte prácticamente a partes iguales entre la Administración, que aportó 14,48 millones, y las empresas, que abonaron 14,56 millones.