El trabajo es un análisis cualitativo realizado en ocho países de la UE a lo largo del año pasado. Para su elaboración en España, se formaron 6 grupos de entre 8 a 9 personas con un moderador, que debatieron sobre su percepción de la asistencia sanitaria. En el grupo español estaba representado el medio urbano y rural, así como la población general y los enfermos crónicos. Según explicó hoy en Madrid Albert Jovell, director general de la fundación y coordinador del estudio, los españoles son los europeos que menos se preocupan por el futuro del Sistema Nacional de Salud y por posibles copagos en la asistencia. "Por contra, son los que más importancia dan a la atención que reciben ahora y a la relación con su médico", dijo.

Los facultativos son la fuente más importante y fiable de información para el paciente español, aunque se quejan del poco tiempo de consulta y de a atención algo despersonalizada que recibe por su parte. Además, señalan que los servicios de emergencia son la vía de acceso más rápida a la asistencia.

Jovell señaló que Internet es valorado positivamente, aunque los españoles creen que su repercusión en la relación médico-paciente puede resultar negativa. Tampoco son entusiastas cuando se les cuestiona por las tarjetas inteligentes, que consideran herramientas de información útiles y prácticas, pero cuestionan su confidencialidad.

El trabajo etecta que las personas más jóvenes son las más activas respecto a su salud y a las medidas de prevención, aunque todos los entrevistados son conscientes de que los tratamientos deben cumplirse.

Los españoles no tienen en consideración las medicinas alternativas en sus terapias y señalan a los farmacéuticos como consejeros y asesores sobre el cuidado de la salud y traductores de las indicaciones de médico.