Según fuentes de la Benemérita, el cadáver del joven fue encontrado a las 0,30 horas de la madrugada por una patrulla que realizaba la habitual ronda de servicio.

Juan José Fernández, electricista de 26 años, casado y padre de una niña de corta edad, se ahorcó utilizando un trozo de tela de su chaqueta americana, que colgó de uno de los barrotes de laventana de ventilación del calabozo.

El teniente coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, José Luis Cano, señaló que a las 00,30 horas la patrulla de seguridad preguntó al detenido si quería salir al cuarto de baño. Al ver que no respondía, entraron en la celda y lo encontraron colgado.

Respecto al estado del detenido, José Luis Cano dijo que Juan José Fernández presentaba un aspecto normal, ya que después de confesarse autor de los hechos afirmó que su conciencia estaba tranquila.CONFESION DEL CRIMEN

Durante la declaración ante la Guardia Civil, el presunto homicida reconstruyó minuciosamente la última hora de vida de Raquel Arroyo.

La joven se había trasladado en la tarde del pasado 11 de marzo a Avilés, para comprar unos regalos y pasar unas horas con su novio, Víctor Miguel Rodríguez, con quien estuvo en varios bares de la ciudad.

A las 12 de la noche, Víctor Manuel Rodríguez acompañó a su novia hasta la nacional 632, lugar donde la joven hacía habitualmente aut-stop para volver a su casa, ya que por esa carretera pasan con frecuencia clientes del bar de su padre, que al reconocerla paraban.

Juan José Fernández Díaz, uno de los clientes habituales del bar, detuvo su vehículo en el arcén, donde se encontraba la joven con su novio, y se ofreció a trasladarla a su casa, situada en Alto de Praviano.

Según la declaración del presunto homicida, durante el trayecto mantuvo una animada charla con Raquel, hasta que llegaron al puente del río Nalón, en la localidd de Soto del Barco, donde detuvo el coche y propuso a su acompañante mantener relaciones sexuales.

Ella se negó e intentó abandonar el vehículo, pero fue retenida violentamente por el agresor, que la golpeó y sujetó por el cuello hasta asfixiarla. Una vez muerta, arrojó el cadáver al río.

Según los padres de Raquel Arroyo, Juan José Fernández, amigo de la familia, fue una de las personas que más ayuda les prestó. Incluso les acompañó a denunciar la desaparición de la chica al cuartel de la Guarda Civil.

Durante las dos semanas que la familia creyó que la joven se había fugado de casa voluntariamente, Juan José Fernández acudía todos los días al bar del padre de la víctima para preguntar por ella. El martes, antes de ser detenido, asistió al funeral.