De Palaio señaló a Onda Cero que, tras el naufragio del petrolero Erika en las costas de Bretaña en diciembre de 1999, propugnó medidas para aumentar la seguridad de los barcos que llegan a los puertos y para "hacerle la vida lo más difícil posible a las banderas de conveniencia y a la gente sin escrúpulos, que tienen unos barcos que son auténticas bombas ecológicas".

En este sentido, indicó que con la nueva normativa acordada por la Organización Marítima Internacional, por la que se exige a los petroleros qe tengan doble casco, "el 'Prestige' en los próximos años no hubiera podido circular".

"Mientras tanto, las autoridades de los puertos de la Unión Europea tienen que llevar a cabo controles y verificar que no llegan barcos que comportan riesgos para el medio ambiente y para las tripulaciones", continuó.

Según dijo, "hemos pretendido poner un calendario mucho más exigente del que al final se ha podido acordar. El problema es que planteaba dificultades de todo tipo: podía haber falta de petroleros ara abastecer a algún país de la Unión Europea y dificultades porque en el ámbito internacional no aceptaban un calendario ambicioso, como el que yo planteé de partida".

A este respecto, destacó que "es esencial que la autoridades portuarias en Europa cumplan la legislación europea que ya está en vigor y que obliga a controlar los barcos que llegan a sus puertos", por la que "van a poder prohibir que entren en el puerto y que salgan del puerto".

Finalmente, subrayó que "lo que hay que evitar son arcos que no reúnen las condiciones de seguridad". "Es necesario evitarlo a nivel mundial: tampoco se trata de que contaminen las costas de Africa o de Asia. Mientras tanto, por lo menos, en la Unión Europea preservemos al máximo nuestras costas y dificultemos que haya este tipo de barcos circulando por la mar", concluyó.