UN PRESO DE OCAÑA SE FUGA LIMANDO LOS BARROTES Y DESCOLGANDOSE CON SABANAS
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Juan Carlos Ramos, un recluso de la cárcel de Ocaña II (Toledo), se fugó a las cinco de la madrugada de ayer del centro, tras serrar los barrotes de su celda y descender a la calle mediante varias sábanas anudadas, que utilizó a modo decuerda.
Su compañero de celda, Emilio Rodríguez Gómez, intentó acompañarle en la evasión, pero no tuvo éxito y fue reducido antes de conseguir su objetivo.
Ambos reclusos aprovecharon la intensa niebla y el cambio de guardia del personal de seguridad para salir del penal. Los efectivos de la Guardia Civil que custodían la cárcel sólo pudieron distinguir a Emilio Rodríguez, que acabó de nuevo en su celda.
El Gobierno Civil de la provincia informó hoy que la niebla impidió a los guardias que vgilaban desde la garita número seis observar la huida de Juan Carlos Ramos.
Las fuerzas de seguridad del Estado han montado un dispositivo especial para tratar de localizar al preso fugado, que estaba en régimen preventivo, acusado de un delito de robo por un juzgado de Toledo y de estafa por el de instrucción número 27 de Madrid.
UN METODO TRADICIONAL
El sistema de descolgarse con sábanas para escapar de las cárceles ha sido utilizado varias veces por reclusos este año. El pasado 9 de diciembr, dos presos de la cárcel de Burgos recurrieron a este método con éxito.
Alentado seguramente por ello, un compañero suyo intentó lo mismo dos días más tarde, aunque fue reducido por la Guardia Civil.
El 13 de diciembre, un preso enfermo de SIDA en estado terminal se fugó del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza, con el mismo método y con el goteo puesto. Poco después fue de nuevo capturado en un bar.
Otra fuga espectacular fue la que protagonizaron en enero tres internos de la prisión LéridaI, que, ayudados también por la niebla, se descolgaron hasta un edificio anexo de Lérida II y desde allí saltaron a la calle.
(SERVIMEDIA)
20 Dic 1991
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