PREMIO CERVANTES. DOS SILLAS DE RUEDAS FUERON DISPUESTAS PARA DULCEMARIA LOYNAZ Y RAFAEL ALBERTI EN LA CEREMONIA DE HOY

ALCALA DE HENARES
SERVIMEDIA

Dos sillas de ruedas fueron dispuestas hoy por los servicios de seguridad de la Universidad de Alcalá de Henares para atender a los dos asistentes de mayor edad al acto de entrega del Premio Cervantes 1992 que se celebró hoy en el Paraninfo universitario: la galardonada, Dulce María Loynaz, de 91 años, y Rafael Alberti, de 90.

La poetisa, que no pudo pronunciar el discurso de aceptación del premio comotenía previsto, tuvo que deplazarse a la salida del salón en la silla que le correspondía, acompañada de una sobrina que ha viajado con ella desde Cuba, en la que recibió con gesto aturdido las felicitaciones de gran parte de los asistentes.

Abrigada con una bufanda gris, fue sacada en volandas por dos tunos, con silla y todo, al patio del claustro de la Universidad, donde fue recibida por la tuna alcalaína que la obsequió con las habaneras "Cuando salí de Cuba" y "La blanca paloma", y el bolero "Cuano se quiere de veras", que ella escuchó cubierta con una capa estudiantil bordada de cintas.

Antes había recibido los saludos de Gonzalo Torrente Ballester, que le recordó cómo se habían conocido, en un viaje del escritor gallego a La Habana, y de Rafael Alberti, que la cogió de la mano y le manifestó su admiración por su obra. Ella le correspondió con un "sabía que usted iba a estar aquí" en un hilo de voz.

Preguntada sobre sus impresiones de los últimos días, Dulce María Loynaz indicó el Rey lehabía parecido "un hombre muy simpático, lo cual no es nada nuevo, porque tiene fama de ser muy cordial, y ella (la Reina) me pareció también muy encantadora, muy inteligente" y expresó su deseo de llevarse como recuerdo de España "si caben, a todos los españoles dentro de la maleta".

En la ceremonia, presidida por los Reyes de España y el ministro de Cultura, estuvieron presentes el subsecretario de Cultura, Santiago de Torres, el director general del Libro y Bibliotecas, Federico Ibáñez; el directorgeneral de las Artes Escéniocas y de la Música (INAEM), Juan Francisco Marco; el director general de Cinematografía (ICAA), Juan Miguel Lamet, y el titular de Bellas Artes y Archivos, José María Luzón.

También estuvieron presentes los directores del Museo del Prado, Felipe Garín, y de la Biblioteca Nacional, Carmen Lacambra; el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Jaime Lissavetzsky, y el jefe de la Casa Real, Fernando Almansa, así como otras personalidades del mundo de la cultura como Juli Caro Baroja, Antonio Buero Vallejo y Luis Carandell, entre otros.

Finalmente, Dulce María Loynaz, rodeada de un grupo de gente entre los que figuraban su médico particular, la doctora Isolina de Aragón, el poeta y diputado cubano Miguel Barnet, el novelista Pablo Armando Fernández y varias acompañantes, salió en la silla de ruedas por la parte del claustro que da al Parador Nacional de Alcalá de Henares.

(SERVIMEDIA)
23 Abr 1993
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