En un extenso informe sobre el sector inmobiliario, se afirma que en Madrid, las mejores zonas de oficinas registran en este momento unas rentas de 2.500 pesetas por metro cuadrado,con un índice de desocupación del 10 por cien. Precios que son similares a los de Barcelona, si bien esta ciudad registra una mayor desocupación.

El informe señala que en el ámbito residencial se ha producido una caída considerable que, sin embargo, "ha llegado a su fín". Los analistas de FG esperan una mejoría en este sctor debido a la "enorme demanda potencial existente" para la compra de vivienda en especial por parte de los que constituyeron el boom natalicio de los años 60 y 70.

La demanda, in embargo, no producirá "aumentos significativos de los precios de las viviendas ya que la renta disponible de las familias no aumentará en el futuro de manera importante".

Madrid sigue siendo la referencia más importante en los precios y las tendencias del sector inmobiliario. En este momento dispone de un parque de oficinas de 6,6 millones de metros cuadrados.

Los precios más altos en el alquiler de oficinas los registran la zona de la Castellana, entre 2.000 y 2.500 pesetas el metro cuadrado,y la zona de Azca, 2.000 pesetas por metro cuadrado.

Sin embargo, de acuerdo con el estudio de FG, tanto Madrid como Barcelona, que llegaron a ser en años pasados ciudades de las más caras de Europa, están en la actualidad por debajo de ciudades como Londres (7.250 pesetas por metro cuadrado), Paris (6.850), Frankfurt (5.500) o Milan (3.400).

Unos precios que FG no espera que se eleven por ahora ya que la entrada en vigor de las Torres de Europa añadirán unos 60.000 metros cuadrados de oficinas qe neutralizarán las tendencias alcistas de los precios, al menos, hasta 1997.

El informe señala que en el mercado de vivienda sigue existiendo un fuerte desajuste entre la oferta y la demanda por los elevados precios que registran, que hacen difícilmente accesible el mercado de la vivienda.

Una de las consecuencias más directas de los elevados precios ha sido la disminución del tamaño de la vivienda. Mientras el 1990 un 43 por cien de las viviendas que se vendían eran superiores a los 90 metros cadrados, en 1993 el porcentaje se había reducido al 32 por cien.