Este aumento se debió, sobre todo, a los precios de la energía, que crecieron un 1,2%, impulsados por la revalorización del petróleo. La industria química y de extracción y transformación de minerales no energéticos, por su parte, se incrementó en un 0,4%.

La industria transformadora de metales y la mecánica de precisión, así como las industrias manufactureras, uvieron un comportamiento mucho más positivo, puesto que en el primer caso hubo estabilidad de precios y en el segundo se experimentó incluso una bajada del 0,2%.

Por productos concretos, los más inflacionistas en noviembre fueron el refino de petróleo, con una subida del 3,4%, seguido a mucha distancia por la industria química y la productora de metales (0,7% de incremento en ambos casos).

Por el lado contrario, lo más destacable es la bajada del 0,3% de los precios de la industria textil, mientas que la extracción de minerales ni metálicos ni energéticos y su industria tuvieron una disminución del 0,2%.

Si se tiene en cuenta el destino económico de los bienes, los resultados son un incremento del 0,5% en los bienes intermedios, un aumento del 0,2% en los bienes de equipo y una bajada del 0,2% en los de consumo.