El secretario general del PP, Francisco Alvarez Cascos, informó hoy en rueda de prensa que su plan de infraestructuras "es mucho más creible" que el del Gobierno, ya que introduce medidas de control, racionalización del gasto y cumplimiento de los plazos que no están en el Plan Director del Ejecutivo socialista.

La propuesta del PP consiste en mantener constante una inversión del 1 por cien del IB al año, lo que equivale a unos 3,5 billones de pesetas, mientras que el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) considera que la inversión estatal necesaria para su propuesta es de 12,8 billones en 15 años, a una media de 850.000 millones cada ejercicio.

Según la propuesta de los populares, que no tiene fechas de ejecución, todas las autovías serían calificadas como autopistas, independientemente de que se financien con peajes o no, aunque advirtió que será muy dificil encontrar inversore dispuestos a asumir la gestión privada de algunos tramos porque los que podrían ser rentables ya han sido financiados con presupuestos públicos.

No obstante, el dirigente popular señaló que si llega un momento en que no se pueden pagar las carreteras con dinero público, y ante la imposibilidad de aplicar peajes a vías no rentables, habría que estudiar la financiación de esas inversiones con impuestos especiales sobre los carburantes que harían recaer el reembolso del gasto sobre los conductores.

Con el plan del PP, España dispondría dentro de unos ocho años de 9.300 kilómetros de autopistas, frente a los 10.700 que propone el Gobierno entre autovías y vías rápidas de peaje en un periodo de 15 años.

Además, el primer partido de la oposición considera que no deben existir tres categorías de trazados de tren en España, como hace el Gobierno, con el AVE, las vías rápidas de entre 200 y 250 kilómetros por hora y los de menor infraestructura, y aboga por reducir a las dos primeras clases de vías toa la red ferréa nacional.

Para el AVE, la propuesta del PP es primar el enlace con la red de Alta Velocidad europea creando una "x" que empalme la vía ya existente entre Madrid y Sevilla con las fronteras pirenáicas del País Vasco y Cataluña, así como un enlace con Portugal, pero sin discriminar la inversión en el resto de la red básica que permita circular trenes por cualquier punto del país a velocidad de entre 200 y 250 kilómetros por hora.