La enfermedad celiaca se caracteriza por una intolerancia permanente a ciertas fracciones proteícas (las gliadinas) existentes en algunos cereales muy utilizados en la dieta de los países occidenteales (trigo, avena, cebada o centeno).

Los populares argumentan que esta dieta debe realizarse de por ida, por lo que "difícilmente estos enfermos pueden ver recogidos sus intereses a través de la vigente Ley del Medicamento o de los Reales Decretos que la desarrollan".

Señalan que esta normativa establece los criterios generales de financiación, basados en la gravedad, duración, secuelas y la necesidad de ciertos colectivos, como parámetros para sufragar los productos farmacéuticos y alimentos dietéticos.