PP y PSOE han logrado aparcar sus diferencias para pactar el apoyo al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que se debate esta tarde en el Pleno del Congreso. Según dijo Montoro, el contenido del texto del Gobierno no les satisface plenamente, pero sin él se hace imposible salir de la crisis.

Los populares insisten en la necesidad de reducir las injerencias políticas en la gestión de las cajas de ahorro y advierten de lo costoso que puede ser en términos de imagen internacional de España que algunas comunidades autónomas acaben recurriendo la norma para preservar sus competencias relativas a las fusiones entre cajas de ahorro.

Montoro insistió, en un encuentro con la prensa celebrado en el Congreso, en que el PP no quiere "bancos públicos regionales" que estén bajo la tutela del poder político, porque eso no contribuirá a superar la crisis.

En ese sentido, insistió en que no desean un mapa bancario diseñado "por el poder político" e instó al Banco de España a que "esté a la altura de las circunstancias", para tomar las decisiones que sean más convenientes sin tener en cuenta a las comunidades autónomas.

El acuerdo entre PP y PSOE deja fuera la eliminación del veto autonómico, que los populares pretendían, soslaya el desarrollo reglamentario de los instrumentos del proceso de recapitalización y no aborda la regulación de las grandes cajas resultantes en un ámbito superior al autonómico.

En cambio, los populares considera positivo que se hayan admitido algunas de sus propuestas para reducir riesgos y tener mayor control de un proceso que requiere "uso masivo de dinero público" y para definir las responsabilides de los gestores bancarios cuando usen fondos públicos.