La iniciativa estadounidense ha provocado el disgusto de la UE, que considera el plan como un modo de evitar medidas incómodas para su industria, según informa "Financial Times".

Estados Unidos afirma que sus campos y bosques absorben una cantidad inmensa de dióxido de carbono, el ausante del calentamiento de la Tierra. Aunque el país se había comprometido a reducir un 7% las emisiones de este gas entre 1990 y 2012, la expansión de su economía ha llevado a sus autoridades a solicitar que se reduzca la tasa establecida para este año, del 30% de las emisiones.

El sistema que propone el país norteamericano implica que, ya que sus bosques absorben 310 millones de toneladas de carbono, este año el país sólo deberá reducir la mitad de las emisiones previstas, valoradas en 600 millone de toneladas. La solicitud ha despertado las quejas de la Unión Europea, que considera esta acción una maniobra para no tomar decisiones arriesgadas, como imponer tasas por las emisiones o reducirlas.

Para el Ejecutivo comunitario, la absorción del dióxido de carbono por parte de los bosques no es una medida equiparable a la reducción de emisiones. Asimismo, la UE afirma que Estados Unidos rompe así el acuerdo de Kioto.