Cada botella del producto cuesta 11,86 euros y, según Colin Dowse, asesor empresarial de la localidad de Shropshire, al oeste de Inglaterra, que ha ideado el producto, éste está registrando buenas ventas en Londres y Estados Unidos.

"La idea se nos ocurrió charlando sobre cómo cada vez son más los conductores que sólo utilizan estos vehículos por ciudad, sin la más remota intención de aventurarse campo a través, que es para lo que están diseñados", afirma Dowse.

"Nuestro barro en spray les permitirá, a partir de ahora, simular que han pasado el fin de semana en el campo, en lugar de en un centro comercial", añade el consultor.

La empresa obtiene el barro en las inmediaciones de Shropshire y lo embotella, tras filtrarlo para eliminar piedrecillas y otros residuos que podrían dañar la carrocería del vehículo.

La página web del producto advierte de que su utilización para otros fines, como camuflar el número de matrícula para que las cámaras de los controles de velocidad no lo detecten, es ilegal.