Según informó la Feria del Libro de Madrid, estos certámenes, con independencia de su tamaño, época de celebración, titularidad y programación, tienen como objetivo “la voluntad de estimular la lectura y dinamizar la venta de libros en un entorno cambiante en el que la palabra escrita sigue siendo uno de los valores culturales más confiables”.

En ese sentido, su directora, Eva Orúe, arguyó que las ferias del libro “somos lo mismo, pero somos distintas porque nacemos de instituciones o instancias diferentes, nos organizamos de maneras múltiples y tenemos tamaños y ambiciones distintos”.

Subrayó que “sin nosotras, algunos eslabones del sector lo tendrían difícil para salir adelante”, por lo que teniendo presente “nuestra relevancia”, “vamos a colaborar estrechamente sabiendo que todas somos una gran feria del libro”.

Las ferias que integran la Red comprenden “la magnífica diversidad de modelos de ferias del libro” españolas, “espacios que son fundamentales para el fomento de la lectura, y la difusión y comercialización de los libros, y en los que interactúan, dependiendo del formato, librerías, editoriales, distribuidoras, instituciones públicas y actores culturales plurales”. Sin ellas, “muchos actores del sector verían disminuidas sus opciones de supervivencia”.

El manifiesto fundacional de esta iniciativa expresa que las ferias del libro “prestan un servicio a las comunidades a las que pertenecen; sin renunciar a su espíritu comercial, cada vez más son agitadoras culturales”.

Esta iniciativa nace con la pretensión de que sus integrantes puedan “establecer acuerdos y explorar la posibilidad de colaborar puntualmente o crear alianzas estratégicas, así como intercambiar información sobre proveedores o programas de actividades”.

También pretende “mejorar los manuales de buenas prácticas y la sostenibilidad de las ferias implicadas” y consideran que “las ferias en red podrán avanzar hacia una interlocución con instituciones de carácter estatal”.

Por último, la Red tiene la vocación de constituirse como “un espacio de transparencia y profesionalidad, de tal forma que los diferentes actores de la cadena del libro y los tejidos profesionales y culturales con los que interactuamos dispongan de una herramienta útil para interlocuciones y planteamientos con las diferentes Administraciones Públicas, y para que todos nuestros interlocutores posibles tengan un punto de referencia”.