Según José María Múgica, portavoz de la OCU, los responsables europeos deberían centrarse en la causa de la alerta alimentaria, el pienso contaminado, seguirle la pista y prohibir únicamente aquellas producciones contaminadas por él, porque es la única forma de no dañar a los demás productores ni de convertir a Bélgica en chivo expiatorio.

La OCU ha recibido numerosas consultas sobre la cuestión, según señaló Múgica a Servimedia, "y la gente está obsesionada por los productos belgas, cuando calquier producto que hay en España procedente de cualquier sitio se puede estar elaborando con productos belgas, sin necesidad de identificar el origen".

Para la OCU, "no es un problema de salud, sino de información, que se está prostituyendo. El problema es que no sabemos cuál es la causa de la contaminación y que se han centrado de una manera exclusiva en productos belgas, cuando esos piensos se han vendido en otros países de Europa. Con lo cual, muchas de estas medidas apestan a proteccionismo y deisiones políticas".

Según Múgica, con las medidas adoptadas el Gobierno ha conseguido "todo lo contrario. Ahora ya es sospechoso cualquier pollo. Cualquier cosa belga porque es pollo belga y cualquier pollo porque es pollo".

La OCU recordó que hace una semana advirtió a las autoridades de que debían gestionar bien el problema, "y cuidado que lo dijimos el martes pasado, que había que controlar muy bien la información que se daba. Pues nada, más que nunca, con un afán de decir 'España es el que má', y ya nos han tirado de las orejas (desde la UE) porque es que se han ido más allá de la razón".

El portavoz de la OCU rechazó la psicosis creada contra todo lo belga. "Ahora la gente está con una sensación de que hay un peligro por ahí latente, cuando hay más riesgo con el tolueno, el benceno, las dioxinas que salen de los coches cuando vas al trabajo, que lo que puede entrar en un pollo. Y eso es todos los días, mientras que lo del pollo ha sido puntual", destacó Múgica.