Pasadas las diez de la noche, una patrulla municipal que recorría el recinto en su ronda habitual sorprendió a los tres pescadores furtivos en plena faena.

Cundo los funcionarios se acercaron a los tres individuos, descubrieron en una bolsa de malla doce carpas de aproximadamente dos kilos de peso que, aún vivas, acababan de ser pescadas en el lago, por lo que los agentes las devolvieron al agua.

Los pescadores iban provistos de toda clase de artes de pesca, como hilo de nylon, anzuelos y carretes, que fueron decomisadas por los agentes. Se desconoce si el destino de los peces era su comercialización.

Tras comprobar la identidad de los tres extranjero, cuya documentación estaba en regla, los funcionarios denunciaron a los pescadores furtivos por infracción del artículo 210 de la Ordenanza General de Medio Ambiente Urbano, en la que el ayuntamiento prohíbe la pesca de los peces de lagos, estanques, fuentes y rías de las zonas verdes de la capital.