La venta de los cupones la realizaban personas discapacitadas a las que se captaba a través de anuncios en prensa y a las que, según la policía, se contrataba vulnerando los principios que rigen la normativa laboral. La citada organización carece de todo tipo de autorizaciones pra la impresión, distribución o venta de estos cupones.

En el registro realizado en la sede de la AID por agentes del Servicio de Control de Juegos de Azar de la Policía, con mandamiento judicial, fueron hallados, además de los 60.000 cupones ilegales, sellos, documentos contables y de contratación de vendedores, libros de registro y otros efectos relacionados con la venta ilegal de dichos cupones.

Según la nota de la Dirección General de la Policía, se ha comprobado que no existe control de tiraa de los números que se preparan para cada sorteo -pero en todo caso nunca se alcanzan los 100.000 números exigidos-, que las tiras son de 5 cupones y que sólo se imprimía una serie.

En el reverso de los cupones requisados se puede leer que el beneficio de los boletos será destinado a "la financiación de formación y celebración de actividades deportivo-culturales del discapacitado", tratando de dar a esta actividad una apariencia benéfico-social, cuando, según la Policía, lo único que hay detrás es unánimo de lucro por parte de los organizadores.

La organización desarticulada carece de sorteo propio y aunque dice utilizar el de la ONCE, si se lee detalladamente el reverso del cupón se puede observar cómo no se especifica el sorteo por el que se rige, siendo por tanto prácticamente imposible reclamar los premios.