Según informó el Ministerio del Interior, la investigación comenzó a finales del pasado año, a raíz de una serie de amenazas y agresiones sufridas por menores de edad en Gijón, por parte de un grupo de jóvenes.

Desde el principio los agentes sospecharon que el origen podría estar en los rituales de iniciación en bandas juveniles violentas. Desde ese momento se puso en marcha un dispositivo policial específico orientado a la identificación de los miembros de este grupo violento. Las pesquisas corroboraron la existencia de un capítulo de los ‘Trinitarios’, un grupo organizado y jerarquizado. Cada capítulo opera como una célula independiente con capacidad de decisión propia.

Antes de la caída de los cabecillas, la Policía Nacional detuvo durante junio a 11 miembros de la banda. Los individuos habrían ido asentándose progresivamente en distintas zonas de Gijón, tratando de ejercer influencia entre los jóvenes del entorno.

Además, a los detenidos se les considera responsables de numerosos delitos contra las personas, tales como agresiones y robos con violencia e intimidación. Los arrestados son residentes en Gijón y Madrid, y durante los registros efectuados en sus domicilios, se intervinieron efectos que indicaban claramente su pertenecía a este grupo organizado, como pañuelos y ropas identificativas de la banda, documentos con el ‘Juramento Trinitario’ y armas blancas.