Los agentes patrullarán con un casco que incorpora una cámara de vídeo, cuyas imagenes serán enviadas en tiempo real a la central de policía.

El tamaño de la lente de la cámara es como el de una moneda, pero permitirá grabar imágenes de delitos y atos vandálicos susceptibles de ser empleadas posteriormente en juicios.

Durante el periodo de prueba ya se han obtenido buenos resultados en zonas de discotecas y bares. En una primera fase, los cascos serán empleados por policías a caballo, que disponen de mejor visibilidad.