EL POLICIA QUE HIRIO A UNA JOVEN EN LAS MANIFESTACIONES ESTUDIANTILES DE 1987 DICE QUE DISPARO PARA SALVAR SU VIDA

MADRID
SERVIMEDIA

José Francisco Goas Martín, policía que fue juzgado hoy en la Audiencia de Madrid como autor del disparo que hirió a una joven de 14 años durante una de las manifestaciones estudiantiles de 1987 para exigirla mejora de la Enseñanza Pública, aseguró ante el tribunal que se vio obligado a utilizar el arma para defender "mi integridad física y mi vida".

El fiscal pide dos meses de arresto mayor y una indemnización de 600.000 pesetas por imprudencia temeraria para el funcionario que, al verse acorralado por un grupo de estudiantes que le arrojaban objetos contundentes, realizó al menos 15 disparos al aire, uno de los cuales alcanzó en el glúteo derecho a María Luisa Prada Berenguer, tras rebotar en alguna crnisa o fachada.

El procesado, que formaba parte de la patrulla de motos del Cuerpo Nacional de Policía, explicó que el 23 de enero de 1987, fecha en que ocurrieron los hechos, realizaba tareas de información sobre la manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes frente al Ministerio de Educación y Ciencia.

Al llegar a la confluencia de la calle Barquillo con Alcalá, él y sus compañeros se vieron acorralados por unos 150 manifestantes que les agredieron y, al carecer de material antidisurbios, desenfundaron sus armas reglamentarias, "porque vimos peligrar nuestra vida e integridad física y teníamos que defendernos de alguna forma".

El policía negó que tuvieran órdenes expresas de sus superiores para no utilizar las armas, como defendió la acusación particular, que exige una pena de un año de prisión menor y el pago de una indemnización cercana a las 800.000 pesetas, además de reclamar la responsabilidad civil subsidiaria del Estado.

Goas Martín reconoció que realizó cerca de 8 isparos, siempre hacia arriba, y que posteriormente algunos compañeros le comentaron que también habían disparado.

La estudiante herida, que ahora cuenta con 18 años, relató ante la sala que recibió el impacto cuando hablaba con una amiga en la calle Alcalá, y que aunque se había percatado de la existencia de "un alboroto" en la esquina de la calle Barquillo, no prestó atención.

Según María Luisa, se dio cuenta de que "unos chavales" tiraban objetos a unos policías, pero no se sintió capaz de afimar si la situación de los funcionarios era "angustiosa", si bien especificó que ninguno de los que vio desenfundó su pistola.

(SERVIMEDIA)
10 Mar 1992
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