Las investigaciones policiales se iniciaron el pasado martes, cuando efectivos de la policía local observaron, recostado sobre la acera, a un niño de tres años, de tez mrena y pelo castaño, descalzo y mal vestido con ropas de niña, que no pronunciaba palabra alguna.

El niño estaba en un serio estado de desnutrición y fue ingresado de urgencia en el Hospital Clínico. Posteriormente, las fuerzas del orden público lograron la identificación del menor, que respondía a las iniciales J.M.F.A.

Sus familiares fueron encontrados en un asentamiento en el que convivía con otras 29 personas, todas ellas de raza gitana, divididos en seis unidades familiares.

La madre de menor fue identificada como Antonia Fernández Amador, de 27 años de edad, casada, y cuyo marido está ingresado desde hace dos años en el Hospital Clínico Universitario. Con ella convivían otros 4 menores de 8, 7, 5 y 1 año, además del niño que la policía había encontrado inicialmente.

En el mismo asentamiento fueron localizados otra serie de niños procedentes de cinco familias más, que se encontraban en un solar semitapiado próximo a una acequia.

El lugar presentaba diveros focos infecciosos sinprotección alguna, y en su entorno estaban esparcidos varios colchones esparcidos por el suelo, al igual que ropas viejas y con signos evidentes de que comían en el suelo, sin mesas ni menaje alguno.

Las cinco familias restantes la integran la abuela del menor encontrado y 5 hijos más, los cuales sobreviven de la mendicidad, y otros dos grupos de jóvenes parejas de no más de 20 años, casados y con dos hijos cada una, en situación de paro laboral, sin otro medio de subsistencia que la mendicidad.

ompletaban el asentamiento una gitana viuda con 7 hijos y otra joven pareja de 18 años de edad sin descendencia.

Al comprobar el mal estado de los menores, la existencia de importantes focos infecciosos y las deficientes condiciones higiénicas del lugar, en el que abundaban los excrementos humanos y animales, los policías locales trasladaron a todos los adultos a dependencias municipales.

Por su parte, los menores fueron conducidos a centros de acogida dependientes de la Delegación de Asuntos Socales de la Junta de Andalucía en Granada.

Para evitar situaciones similares, la delegación municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Granada ha puesto en marcha un plan para luchar contra la mendicidad infantil, al detectarse una red, formada en su mayor parte por adultos de raza gitana, para intercambiarse menores explotados como mendigos.

El plan incluye un llamamiento a la sociedad granadina para que se abstenga de dar limosna a los niños y que denuncie los casos que conozca a la polcía.

Igualmente, pretende aclarar a la población que la utilización de menores para la mendicidad es un delito, y que la mejor forma de colaborar es facilitar el traslado de los menores a los centros de acogida existentes en la capital.