La joven llamó desde Dublín y embarcó a las 22,30 con dirección al Reino Unido con la intención de arrojarse al mar durante la travesía. A las 23 horas, el alarmado pdre llamó al 091.

El inspector jefe de sala del 091 llamó al Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada española en el Reino Unido. A través del consulado de Dublín y del funcionario del Cuerpo Nacional de Policía adscrito a Interpol-Londres, dos horas después se poseían los datos suficientes sobre el nombre del barco y el puerto de destino.

Inmediatamente, una mujer policía se hacía cargo de la chica en el camarote que ésta ocupaba. Efectivamente, se hallaba sola, sin dinero y bajo los efects de una fuerte depresión. Todo ello se comunicó al padre, a quien se le facilitó un teléfono para entrar en contacto con su hija.