Las investigaciones se iniciaron a raíz de una denuncia presentada en la Brigada de Extranjería de Madrid por dos mujeres que trataban de escapar de esta red. Según contaron, habían llegado a España procedentes de Colombia.

Allí, en la región de Armenia, habían entrado en contacto con una organización que captaba a mujeres jóvenes, de edades comprendidas entre los 19 y los 22 años, casi siempre con hijos a s cargo y en precaria condición económica. Los miembros de la organización les ofrecían viajar a nuestro país, con la promesa de un trabajo en la rama de hostelería, así como la regularización de su situación.

La red les facilitaba el billete, una carta de invitación como turista y dinero suficiente, que ascendía a los 1.800 dólares. La ruta era siempre la misma: Bogotá-Caracas-Milán-Madrid.

Cuando llegaban a Madrid, la realidad era otra. Los integrantes de la organización les quitaban el dineo y la documentación para que no pudieran escapar. Desde la capital, viajaban en autobús a León y desde allí eran trasladados a un club de alterne en la localidad de Noreña (Asturias).

El dueño del local, Pío O.M., ayudado por un empleado, Gerardo V.G., les prohibía utilizar su verdadero nombre, para evitar que se averiguara la identidad, y tampoco les dejaba salir del pub. Bajo la amenaza de tomar represalias contra su familia en Colombia, eran obligadas a ejercer la prostitución para pagar la deud contraída, que era de un millón de pesetas.

Hace unos días, los investigadores detenían en el club a los dos componentes de la red, donde se encontraban nueve mujeres colombianas. Mientras, en Astorga (León), corría la misma suerte los otros dos integrantes de la organización, encargados de recoger a las chicas en León y trasladarlas a Asturias.