Según informó hoy el Ministerio del Interior en un comunicado, el grupo tenía su base de operaciones en la población de Torrellano y se trataba de una banda altamente profesionalizada, con fuertes medidas de seguridad, que dificultaban enormemente las pesquisas policiales.

Tras una primera parte de la investigación, en la que se identificó a los integrantes del grupo, se conoció la estructura piramidal de la misma, en la que existía un reparto de papeles y cometidos perfectamente definido.

El responsable daba las órdenes respecto a la forma de actuar, contactar, establecer medidas de seguridad y exigir a los clientes morosos el pago de forma contundente. Además,existían transportistas, distribuidores y manipuladores de la cocaína, así como redistribuidores que se encargaban de poner la droga en circulación y avisar de cualquier incidencia que se produjera en el exterior del recinto en donde trabajaban.

A todas estas personas, el identificado como el jefe del grupo les daba cobijo y alojamiento en las dos casas que poseía dentro de una finca de grandes dimensiones.