El "modus operandi" de estos presuntos delincuentes comenzaba al instalarse en lujosos hoteles de Barcelona, Benidorm, Palma de Mallorca y la Costa del Sol, principalmente, para desarmar las cajas de seguridad existentes en las habitaciones.

Una vez desmontadas, los tres arrestados confeccionaban llavs maestras, y hacían copias de las llaves que acceso a las habitaciones que ocupaban o cambiaban el bombín de la cerradura, con lo que tenían franco el paso a los compartimentos.

Posteriormente, los presuntos malhechores registraban las habitaciones, haciéndose con importantes sumas de dinero y efectos de valor de forma impune.

La localización y posterior detención de los tres inculpados tuvo lugar después que una ciudadana alemana, que compartía un apartamento con uno de los detenidos, presentar una denuncia por agresión sexual, ya que el individuo trató de mantener relaciones íntimas golpeando a su compañera.

En el registro del apartamento de ambos, la policía intervino un reloj de oro, marca Cartier, con veintiocho brillantes y un zafiro en la corona, valorado en más de dos millones de pesetas, así como otras piezas de joyería y numeroso material de precisión para la confección de las llaves maestras.

Los detenidos disponía de dos lujosos coches, robados en Francia y Bélgica, diversosdocumentos falsificado, así como tarjetas de crédito y travels cheques, fruto de sus robos en los hoteles.

La Policía de las principales zonas turísticas de la Costa mediterránea tenían interesada su localización, pesando sobre ellos alguna reclamación judicial.