Las investigaciones se iniciaron hace un año y medio, al observarse un incremento de los robos con fuerza cometidos en naves ubicadas en polígonos industriales de la isla de Gran Canaria.

Todos los hechos presentaban carácterísticas similares, según la Policía. Se perpretaban en horas nocturnas, los autores accedían por los tejados a los locales industriales realizando un agujero para descolgarse al interior. Posteriormente, y tras la desactivación de los sistemas de alarma, fracturaban las cajas fuertes usando radiales y mazas, sustrayendo de esta forma el dinero contenido en ellas.

Los agentes especializados en delitos contra el patrimonio determinaron que tales conductas ilícitas estaban siendo cometidas por una organización que había recalado en el archipiélago canario y cuyos miembros, en su mayoría originarios de Albania y Kosovo, tenían una preparación militar.

El dispositivo de vigilancia sobre las personas investigadas llevó a la policía a la localidad de Santa Lucía de Tirajana, donde observaron que varios integrantes accedían al interior de una gasolinera. Momentos después, y al percatarse éstos de la presencia policial, emprendieron la huida, si bien fueron detenidos, uno de ellos cuando intentaba evadirse del contro policial a la altura de Fataga, y los otros dos hombres, también de nacionalidad albanesa, en Playa del Inglés, quienes se habían arrojado en marcha del vehículo al advertir el control.

Con posterioridad, se produjo el arresto de otros miembros de la organización, en concreto dos mujeres, una albanesa y una eslovaca, que desempeñaban funciones de apoyo, y de un español en Lanzarote, que colaboraba con el grupo.