Esta última hipótesis, que defiende un grupo minoritario del partido, está condicionada en la práctica a la posición que adopte finalmente Convergència i Unió (CiU), donde también hay un sector prclive a entrar en el Ejecutivo y otro sector reacio a ello.

Arzalluz, que se pondrá en contacto con Felipe González esta misma semana, presentará al presidente en funciones un baremo sobre las ventajas de un gran acuerdo parlamentario, que además permitiría a los nacionalistas vascos no comprometerse expresamente con todas las decisiones de la Administración central, máxime en un periodo de fuerte ajuste económico.

El líder del PNV, que asegura compartir con los socialistas el diagnóstico sobre ls problemas del país, entiende que "las diferencias en torno al consenso y el acuerdo podrían plantearse en el momento de conciliar las distintas recetas programáticas", aunque asegura que "no resultará difícil lograr un mínimo común en el que comprometerse de cara a la actuación en el congreso".

De todos modos, los peneuvistas, que no convocarán su Asamblea Nacional hasta la próxima visita de Arzalluz a La Moncloa, esperan a conocer la decisión final de Pujol y Duran LLeida, con quienes mantienen conactos telefónicos permanentes, ya que CiU, con 18 escaños -frente a los 5 del PNV- es quien controla la situación.

Por otra parte, se especula con la posibilidad de que el "lehendakari" José Antonio Ardanza acompañe a Xabier Arzalluz en su próxima reunión con Felipe González, que tendrá lugar casi con toda seguridad el jueves o viernes.