Además, los organizadores de las corridas de toros deberán garantizar la asistencia sanitaria de los toreros, remitiendo al Ministerio de Sanidad y Consumo la regulación minuciosa de enfermerías y servicios médicos de las plazas.

El nuevo reglamento, que sustituye a una orden ministerial de 1962, da un tratamiento especial a las reses bravas yestablece innovaciones en el desarrollo de la lidia que afectan, especialmente, a la suerte de varas, en la que se separan los círculos en el ruedo.

La puya disminuye en sus medidas y queda regulado el peso máximo del peto y la necesidad de que su modelo sea homologado, lo que permitirá introducir modificaciones en los materiales de fabricación. Queda también establecidas las circunstancias en que será indultado un toro bravo.

El reglamento crea una Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurino, formada por representantes de los sectores implicados, que auxiliará al Ministerio del Interior en la ordenación de la fiesta.