En declaraciones a varias emisoras de radio, Cabanillas se refirió ala multitudinaria manifestación celebrada ayer en Madrid contra el plan y afirmó que los manifestantes "tienen todo el derecho a transmitir lo que son sus opiniones (...), pero también tienen que escuchar, porque este no es un plan contra nadie, no es un plan contra Aragón".

El ministro portavoz explicó que el trasvase de agua del Ebro hacia el sureste español "se ha contemplado desde una óptica restrictiva".

A este respecto, señaló que sólo se realizarán obras para trasvasar agua "cuando se hayaatendido la demanda real de la zona (Aragón) y cuando se realice la reserva estratégica que garantice los usos futuros de la misma, es decir, cuando se cumplan todas las garantías de regeneración y conservación medioambiental del Ebro, que serán muy superiores a las actuales".

Preguntado sobre los posibles daños que una operación de trasvase de agua ocasionaría en la desembocadura del río, afirmó que "eso no es así" y explicó que para todas las obras de acondicionamiento de cauce, de prevención de aveidas, de saneamiento y de depuración "hay cientos de miles de millones de pesetas previstos, precisamente para proteger el Ebro, con lo cual esa argumentación es equivocada".

Sobre las acusaciones de falta de diálogo por parte del Gobierno sobre esta cuestión, comentó que el Ejecutivo "no sólo está abierto al diálogo de ahora en adelante, sino que lo ha estado a lo largo de todo el proceso de este plan. Lo que tenemos ahora es precisamente fruto de ese diálogo", concluyó.