En total son ya 18 establecimientos turísticos, entre hoteles y edificios de apartamentos, los que serán demolidos en los próximos meses en el marco de un proyeto que se propone descongestionar urbanísticamente las costas de Baleares, al principio, y las demás zonas turísticas del país, más adelante.

El derribo de hoteles antiguos, en desuso o abandonados se enmarca en un plan que contará con la participación de la Unión Europea y el Estado central, que aportarán el 85% de la inversión, el municipio de Calviá y la comunidad autónoma, que correrán con el resto de la financiación necesaria.

"La eliminación de los edificios obsoletos, la obtención de suelopúblico y la participación de la sociedad, incluídos empresarios y sindicatos, son los objetivos que pretende este plan", manifestó Margarita Nájera, alcaldesa de Calviá.

El secretario general de turismo, Miguel Góngora, recalcó en su primera visita oficial a Mallorca el viernes pasado el apoyo del Estado central a este Plan de Esponjamiento señalando que "el Ministerio de Comercio y Turismo apoyará dichas actuaciones económicamente".

Los establecimientos turísticos afectados se ubican en las zons de Palma Nova, Santa Ponsa, Cala Viñas y Magalluf, todas en el municipio de Calviá, que es a su vez el territorio piloto del Plan de Excelencia Turística del Ministerio que dirige Javier Gómez Navarro.

Los 10.000 millones de pesetas en que ha sido valorado el desarrollo del plan de demolición se destinarán en su mayoría a costear las indemnizaciones a los propietarios de los establecimientos afectados, algunos de los cuales permanecen abiertos y con buena ocupación hotelera.