Piqué subrayó en la Ser que los electores incondicionales pueden aportar muchos votos a un partido, pero difícilmente llegarán a los once o doce millones necesarios para ganar unas elecciones.

En esa cantidad de voto entran, necesariamente, electores "de naturaleza muy distinta", expresado de una forma coloquial, dijo, "cada uno es de su padre y de su madre", y un proyecto que pretenda ganar debe captar esa pluralidad.

Aunque la crispación actual es, en su opinión, atribuible a algunas decisiones del Gobierno, Piqué instó a su partido a "trabajar por un clima" similar al que existía en el año 2000 y que permitió al PP ganar con mayoría absoluta.

Sobre la reforma estatutaria de Cataluña, aseguró que el PP tiene la misma posición en esta comunidad y en el resto de España, consistente en introducir "un poco de realismo" en un debate "excesivamente tacticista" por parte de los demás.

Aseguró que el acuerdo necesario para aprobar la reforma en Cataluña es "muy difícil" y, si se logra, el paso por el Congreso tampoco será fácil. La prueba, añadió, es que los socialistas catalanes están "rebobinando a toda velocidad" algunas de sus posiciones.

La existencia de más de seiscientas enmiendas después de más de un año de debate demuestra, en su opinión, que esta reforma "la hemos hecho mal, ya sabemos cómo no hay que hacerla", y lo mejor sería comenzar de nuevo.