No obstante, Piqué recordó, tras el Consejo de Ministros, que las pérdidas de la empresa española en los dos últimos ejercicios han sido superiores a lo previsto, por lo que será necesario realizar una reestructuración y reducciones de capacidad de producción en 30.000 toneldas.

Esta reestructuración, indicó, tendrá que incidir en un cambio de las relaciones laborales, tales como facilitar la movilidad funcional y geográfica, reducir el absentismo y la flexibilidad horaria, y advirtió de cara a las negociaciones que comienzan la próxima semana que si no hay un acuerdo con los sindicatos, el Gobierno deberá asumirlas en solitario.

El ministro dijo que había conseguido un preacuerdo con las centrales a principios de enero, que luego fue rechazado por los trabajadores e Astilleros, y recordó que la empresa está sin convenio colectivo desde enero de 1996.