El documento señala que, en términos absolutos la superficie de pino rodeno que arde cada año duplica a la de eucalipto y pino carrasco y casi triplica a la de pino radiata.

En relación a la superficie total que ocupa cada una de estas especies en la geografía nacional, los árboles más afectados son los eucaliptos, seguidos del pino carrasco, el radiata y el rodeno, por este orden. Tomando como referencia los incendios que arrasan más de cinco kilómetros cuadrados, hay que unir a las especies citadas el pino canario.

Los datos recopilados po Adena resaltan el incremento que ha experimentado el número de incendios mayores de cinco kilómetros cuadrados desde 1961 hasta la actualidad. Las provincias de Cáceres, Orense, Lugo y Valencia han sufrido más del 50 por ciento del total de los siniestros de estas características.

A pesar de la reducción de la superficie quemada registrada en los dos últimos años, España es el tercer país de la OCDE en superficie afectada por las llamas, sólo por detrás de Canadá y Estados Unidos, países con mayores uperficies de bosque.

La superficie arrasada por el fuego entre 1961 y 1993 ha sido, aproximadamente, de cinco millones de hectáreas, correspondiendo 2,5 millones al periodo comprendido entre 1982 y 1993.

CAUSAS

Según el informe, el incremento de los incendios en España coincide con el abandono de las actividades tradicionales y del campo, las repoblaciones masivas con especies más vulnerables al fuego y la ausencia de trabajos selvícolas.

A los problemas sociales (pérdidas de vidas humana) y medioambientales (pérdida de suelo y desaparición de la cubierta vegetal) que acarrean estos desastres, hay que unir las pérdidas económicas, que el documento cifra en unos 200.000 millones de pesetas.

Respecto a las causas de los incendios, el estudio indica que "existe un profundo desconocimiento", ya que en un 43 por ciento de los casos el origen es desconocido, mientras que en un 37 por ciento son intencionados.

Adena concluye que las medidas tomadas hasta ahora por las administraciones ecargadas de desarrollar las políticas forestales han sido ineficaces.

Como alternativa, el documento incluye una serie de propuestas entre las que destaca el fomento de las actividades tradicionales, como el pastoreo selectivo y la recogida de leña; el incremento de la superficie ocupada por especies que han resultado menos afectadas por el fuego durante los últimos años (las frondosas autóctonas) y una mayor coordinación entre los medios destinados a la extinción.