Marín ofreció una rueda prensa junto a Julio Anguita, coordinador general de Izquierda Unida, formación a la que agradeció especialmente su labor ante los tribunales españoles. "Lo que ocurrió desde España fue tremendamente importante", aseguró.

En el día en el que se cumplen treinta años de la victoria electoral de Salvador Allende, uyo gobierno, del que formaban parte los comunistas, fue derrocado por el golpe militar de Pinochet, Gladis Marín se congratuló de que el ex dictador sólo tenga ahora dos opciones: "o ir a la cárcel o declararse demente".

Aunque prefiera la primera de las opciones, Marín consideró que Pinochet "ha sido ya enjuiciado por la humanidad" y su derrota es una victoria para los defensores de los derechos humanos, para todas las personas anónimas que han luchado para hacer justicia, y, sobre todo, para la izqierda chilena.

A pesar de esta esperanza, Gladis Marín denunció que los militares siguen haciendo política en su país, que se rige aún por la Constitución dictada en su día por Pinochet. A diferencia de otros países de su entorno, como Argentina o Paraguay, Marín aseguró que Chile sigue teniendo pendientes importantes reformas estructurales sin las cuales será imposible democratizar el país.

Por este motivo, confió en que el nuevo presidente de Chile, Ricardo Lagos, cumpla su promesa de convocar n plebiscito para reformar la Carta Magna y permitir la expresión democrática de todas las opciones políticas.

Gladis Marín recordó emocionada las reformas emprendidas en su día por el gobierno de Allende, en cuyo derrocamiento, dijo, "está absolutamente probada la intervención americana". El golpe militar, apostilló, no hubiera sido posible sin la preparación y la financiación de Estados Unidos, "que sigue considerando a América Latina como su patio trasero".

La secretaria general de los comunisas chilenos tuvo un recuerdo emotivo para todas las personas anónimas que han permitido el enjuiciamiento de Pinochet con querellas como la suya, persentada en 1998 por la detención y desaparición, en 1976, de la dirección clandestina del Partido Comunista, en la que se encontraba su compañero sentimental.