En la actualidad, señaló, existen en España unas 3.000 prsonas que trabajan como pilotos, de pasajeros o mercancías, la mayoría de ellos en Iberia o empresas del grupo aéreo estatal, y otras 2.000 están realizando estudios para lograr su titulación en los más de 50 centros, entre públicos y privados que se dedican a esta formación en el país.

Con estas cifras, señaló Alvarez-Cascos, "nuestras estimaciones apuntan a que las necesidades futuras estánmuy cubiertas, y hay altas expectativas de paro, incluso con una expansión muy fuerte del mercado, como la queapunta la liberalización del sector en Europa".

Estas circunstancias, agregó, se agravan con las restricciones que encuentran este tipo de profesionales para acceder a otros puestos de trabajo en la Administración, ya que los 6 años que como mínimo requiere la formación de un piloto, sólo da derecho al reconocmiento de un diplomado universitario, lo que limita mucho las posibilidades de empleo en el sector público, si se compara con cualquier licenciado de la universidad española que ha invertido igua o menos tiempo en sacar su carrera.

El vicepresidente de la AEP se quejó también del encarecimiento que ha sufrido la formación de este personal en los últimos seis años, "porque a diferencia de la universidad española en la formación de pilotos no existen becas, y los estudios deben ser sufragados en su totalidad por el propio estudiante".

La antigua Escuela Nacional de Aeronáutica corría hasta hace seis años con los gastos como en los demás centros universitarios, pero su transformación en la ociedad Española SENASA, dependiente de Aviación Civil, hace que los estudios sean absolutamente privados, con un coste mínimo de 6 millones de pesetas, que puede ascender a 8 millones si se hace la llamada CATA, un curso de formación especializada para unas líneas aéreas concretas, y cuyo coste ronda los 2 millones.

"Con este panorama", criticó Alvarez-Cascos, "hoy sólo puede ser piloto un rico, o alguién que se hipoteque hasta las cejas", lo cual, agregó, "es muy injusto".

Los datos que maneja a AEP muestran que las expectativas de paro para este tipo de profesionales se refuerzan por los fuertes costes que representa su formación específica y posterior mantenimiento en perfectas condiciones de vuelo.

Para una compañía como Iberia, cuyos pilotos se encuentran ahora en el centro de la crisis de la compañía, los cursos de formación específica pueden suponerle un coste medio de unos 3 millones de pesetas por persona, a los que se suma las cerca de 400.000 pesetas que viene a costar uno de los ursos con simulador que la empresa hace a cada piloto tres veces al año.