Los hechos ocurrieron el 29 de febrero de 1992, cuando los acusados denunciaron la desaparición de su hija, aunque posteriormente se declararon autores de su enterramiento.

En su declarción en la vista oral, Pedro Pereira Dasilva, de 20 años, achacó la muerte de su hija a un ajuste de cuentas por motivos relacionados con las drogas.

El acusado, que ha realizado cuatro declaraciones diferentes, aseguró hoy que mató a su hija amedrentado por dos hombres que le reclamaban dinero y para evitar que les mataran a él y a su esposa.

Pedro Pereira declaró que fue amenazado con una pistola y obligado a meter un trapo en la boca de la niña y que uno de los hombres, conocido como "Buxo", vlvió a colocarlo después de que él lo hubiera retirado.

Además, según esta última declaración, los dos hombres le obligaron posteriormente a coger una azada y cavar un hoyo en las cercanías del domicilio, en el que enterraron a la niña. Según el informe de los forenses, María Cristina estaba todavía viva cuando fue enterrada, ya que encontraron tierra en sus pulmones.

Por su parte, la madre, Magdalena Martínez, dijo que el día en el que sucedieron los hechos no encontró a la niña en casa y pensó ue la habían secuestrado.

Magdalena Martínez negó en todo momento su relación con la muerte y afirmó, entre continuos sollozos, que su marido y unos amigos tendrían que ser los que mataron y enterraron a su hija.

Los policías que investigaban el caso, que hallaron el cadáver en el lugar al que fueron conducidos por el padre de la pequeña, declararon hoy que en investigaciones posteriores no se comprobó la participación de otras personas.

Por su parte, el abogado defensor de los acusados pidi la absolución por falta de pruebas y por negligencias durante las investigaciones.