Esta caída es muy superior al 2,9 por ciento registrado en 1990. Los descensos más acusados correspondieron a Yugoslavia (-29,3 por ciento), Bulgaria (-25) y Albania (-21,1). En la Federación Rusa, el PIB disminuyó un 9 por cien, frente a un aumento del 0,4 en 1990.

También egistraon un aumento de precios del 92,8 por ciento, la destrucción del 2,6 por ciento de los empleos y un aumento del déficit de la balanza por cuenta corriente equivalente al 0,7 por cien del PIB.

La subida de precios alcanzó los tres dígitos en Bulgaria (460 por cien), Yugoslavia (270), Rumanía (164,3) y las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania (con subidas de entre el 172 y el 244 por cien). En la Federación Rusa, el encarecimiento de la vida fue del 90,4 por ciento, frente al 5 por cien de año precedente.

El país del Este que salió mejor parado en el 91 fue Hungría, con una reducción del PIB del 7,5 por cien, una subida de precios del 33 por cien y una pérdida de empleo del 1,1 por cien, unos resultados que serían considerados catastróficos en cualquier país de la CE.