De acuerdo con el Banco de España, la economía finalizó el año 2004 con un notable avance de la demanda interna, que, a pesar de la desaceleración del cuarto trimestre, creció un 4%; una fuerte aportación negativa del sector exterior, y un elevado ritmo de creación de empleo. El IPC se situó en el 3,2% al verse afectado por el encarecimiento del petróleo.

A pesar de la desaceleración de la demanda interna en el cuarto trimestre, la mejora del turismo en los últimos meses del año y una "cierta reducción" del notable ritmo de avance de las importaciones permitió moderar la aportación negativa de la demanda exterior al PIB. Pese a ello, esta aportación negativa fue de 1,5 puntos porcentuales, frente a -0,8 puntos en 2003.

Según el Banco de España, los indicadores de consumo privado del cuarto trimestre señalan "una leve pérdida de impulso" en relación con los trimestres anteriores.

No obstante, el año terminó con un avance del consumo del 3,3%, claramente superior al de 2003, gracias al aumento de la renta disponible, las favorables condiciones de financiación y un crecimiento importante de la riqueza basado en la revalorización de la vivienda y la recuperación de la Bolsa.

La inversión en capital fijo también finalizó 2004 con una ligera desaceleración, tras el notable avance del tercer trimestre. A pesar de ello, la recuperación de la inversión fue significativa en el conjunto del año, especialmente la destinada a bienes de equipo (5,5% de aumento), siendo la inversión de las empresas el principal factor dinamizador.

EMPLEO Y SALARIOS

En cuanto al empleo, creció en 2004 por encima del 2%, frente al 1,7% del año anterior, "continuando la senda de bajo crecimiento de la productividad". Según el Banco de España, los indicadores de costes laborales y los resultados de la negociación colectiva de 2004 reflejan una moderación de los salarios en relación a 2003.

No obstante, señala que el crecimiento de la remuneración (un 3,7% en tasa interanual en el tercer trimestre) es elevado cuando se compara con el de las economías de nuestro entorno, y ha contribuido a mantener el diferencial de crecimiento de los costes laborales en relación con los principales competidores de los productos españoles, "afectando negativamente a su competitividad".

El Banco de España prevé un repunte salarial en 2005 por el efecto de las cláusulas de salvaguarda salarial, que entrarán en vigor por el efecto que el encarecimiento del petróleo ha tenido sobre la inflación, y asegura que en la mayor parte de las economías la subida del crudo no ha incidido sobre la evolución de los salarios.

Por ello, advierte de que en España la incorporación de la subida del petróleo al aumento de los salarios a través de estas cláusulas "alentará las pérdidas de competitividad".

A su juicio, "la pervivencia de mecanismos de indiciación refuerza la inercia inflacionista de una economía, limitando su capacidad de respuesta flexible ante los 'shocks' inesperados que puedan afectarla".

En este sentido, advierte también de que "el establecimiento de un sistema de estas características para revisar anualmente el salario mínimo interprofesional resultaría inapropiado, particularmente si se llegara a introducir en el Estatuto de los Trabajadores".