El propio INE valora este dato como una confirmación de "la desaceleración del crecimiento de la actividad agregada, que viene registrándose desde comienzos de 1995".

El debilitamiento de la actividad es consecuencia del parón de la demanda interna, principalmente, debido a la notable pérdida de impulso de la demanda de inversión, que afecta tanto a los bienes de equipo como a la construcción.

De hecho, ha sido el sector exterior el que ha salvado de una mayor caída al PIB, puesto que su aportacón negativa de -0,3 puntos ha sido menor que los -0,5 puntos del cuarto trimestre de 1995.

El INE destaca que se está produciendo una disminución del ritmo de avance en las actividades industriales y en los servicios, "especialmente marcada en el caso de las ramas industriales no energéticas y la construcción".

En paralelo, el consumo sigue sin tomar el relevo para impulsar el crecimiento económico, puesto que la demanda de consumo final permanece prácticamente estabilizada. Solamente se observa na "tenue aceleración" en su crecimiento, estimado en el 2%, que sólo supera en una décima el del último trimestre de 1995.

En el ámbito de la construcción se produce un "severo deterioro", con un crecimiento del 1,8%, cuando hace sólo tres trimestres su variación interanual superaba el 8%.