Roman, que participó en un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid titulado "Reforma y Modernidad", no quiso especular ante los periodistas sobre una posible guerra civil en la URSS y evitó en repetidas ocasiones aventurar posibles soluciones, ya que "no poseo más datos que vosotros y son insificientes, escasos y contradictorios", dijo.

Respecto a las causas que podrían haber motivado los acontecimientosde la pasada madrugada de hoy, Roman señaló que "habría que averiguar si responden a un deseo de frenar el cambio democrático o es una forma para salir del caos económico".

El primer ministro rumano señaló que los soldados soviéticos que aún permanecen en Alemania o Polonia no pueden suponer un peligro para estos países porque "todo lo ocurrido responde a problemas internos y hoy", añadió, "no se puden utilizar presiones de este tipo".

Reconoció que las dificultades económicas en los países del Ete y la existencia de una mentalidad que aún no se ha transformado son anteriores a los acontecimientos de esta madrugada, "pero sería dificil predecir que estos factores vayan a partir de ahora en aumento".

También se negó a justificar un relevo de Gorvachov: "Mi respuesta está condicionada a la espera, aunque la solución siempre pasaría por mantener conversaciones con el nuevo presidente de la URSS", recalcó.

PRIVATIZACIONES

El primer ministro rumano se referirió a las reformas iniciadas en s país con optimismo y esperanza, y aseguró que en Rumanía, con 23 millones de habitantes y 240.000 kilométros cuadros de extensión, están ya privatizadas el 80 por ciento de la agricultura y el 55 por ciento del patrimonio industrial.

Petre Roman abogó por ua amplia integración en todos los organismos internacionales. "Aunque es un proceso lento estamos manteniendo contactos con la Comunidad Europea y con la OTAN para nuestra integración", explicó.

En cuanto a la libertad de expresión en Rumanía,Roman señaló que, después de 45 años de falta de información, hoy se puede considerar un éxito la existencia de más de 1.500 periódicos en el país.

Defendió la "ética de la información" a la que calificó de "necesaria" para "no poner en peligro ni las estructuras democráticas nio las acciones políticas que, en ocasiones, necesitan tiempo para ver sus resultados".

Aunque señaló que todavía no existe en Rumanía una oposición operante, aseguró que "es absolutamente necesaria para un país desarrollad".

Sobre el papel de la familia real rumana, Roman aseguró que los sondeos otorgan una escasa incidencia en la opinión pública a la institución monárquica. Asímismo, se mostró decidido a no permitir los "excesos nacionalistas".

El dirigente político rumano calificó de "muy buenas" las relaciones políticas de su país con España y se mostró esperanzado en mejorar las actuales iniciativas sociales y económicas que desarrollan ambos gobiernos.