La Guardia Civil dispone de información que señala como "puntos calientes" donde se celebran peleas organizadas de perros a las comunidades autónomas de Asturias, Murcia, Madrid y Canarias, especialmente en zonas urbanas. En Cataluña, los aficionados a estos espectáculos se desplazan a otras provincias para ver las peleas, que suelen ir acompañadas de fuertes apuests.

La Benemérita reconoce que tiene serias dificultades para localizar estas peleas, porque sus organizadores se mueven en círculos muy restringidos y discretos, lo que dificulta las denuncias. Desde 1994, se han localizado tan sólo 6 de estas peleas organizadas: 2 en Murcia, 1 en Gran Canaria, 1 en Cádiz, 1 en Madrid y la última, el pasado año, en Asturias.

En la Comunidad de Madrid, se sospecha que las peleas se montan principalmente en Valdetorres del Jarama y en Móstoles. En los distritos de a capital, se llevan la palma: Vallecas, La Celsa, Vicálvaro y Orcasitas.

Los locales preferidos para la celebración de estos espectáculos son lugares cerrados, como corrales, naves, chalets e incluso camiones (trailers). Las apuestas son millonarias, se mueven cifras de hasta 4 millones en una sola noche.

Las razas de perros de pelea preferidas son los pitbull, los perros de presa canarios, los sttafordshire terrier y los rottweiler. Para entrenamiento, se utilizan los pastores alemanes, los dobrmann, los dogos, los boxer y los filas brasileños.

Para entrenar a los animales que participan en las peleas se utilizan diferentes técnicas, como "la noria", sistema por el que se ata al perro a una noria similar a las que se utilizan para sacar agua y se le coloca una presa o un trozo de carne delante que nunca alcanza; otras veces el perro corre atado a un coche, y a algunos se les entrena en una cinta estática. Todo esto sirve para fortalecer las extremidades y los músculos del animal.

Para acer resistentes las mandíbulas y las dentaduras, a los perros se les hace saltar y engancharse con la boca a neumáticos de coche. Antes de las peleas, los perros no beben agua, para evitar que sangren, y para que se vuelvan más agresivos se les deja sin comer varios días.

Los expertos del Seprona aseguran que en algunos perros de pelea se han detectado restos de anfetaminas que se les administran para excitarlos. Algunos adiestradores también recurren a trampas, como untarles el pelo con sulfuro de ncotina y, así, cuando reciben un mordisco del contrincante, éste se queda adormilado y ve disminuida su capacidad para defenderse.

La mayoría de los perros incautados en estas peleas están físicamente destrozados, según los agentes, y muchos de ellos han sido robados previamente. Los organizadores de peleas de perros pueden ser acusados de maltrato de animales, delito sancionado con multas de hasta 3 millones de pesetas.