LOS PERITOS FORENSES DISCREPAN SOBRE EL ORIGEN DE LA MUERTE DEL TRABAJADOR DE REINOSA

SANTANDER
SERVIMEDIA

Los peritos forenses que declararon hoy en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Santander contra ocho guardias civiles implicados en la muerte del trabajador de Forjas y Aceros, Gonzalo Ruiz, en la primavera de 1987, discreparon sobre las causas que provocaron el fallecimiento.

Mientras que alguos de los doctores señalaron que la causa de la muerte no puede ser determinada, "y menos achacarla a los gases tóxicos inhalados durante su estancia en el garaje de Reinosa", otros indicaron que el único motivo de la muerte fue la exposición de la víctima a los gases nocivos procedentes de las bombas de humo.

Val Bernal, forense que realizó la autopsia al cuerpo, afirmó que el origen de la muerte de Gonzalo Ruiz hay que buscarla en la inhalación de los gases, y aportó como prueba un estudio sobre el allecimiento de dos soldados norteamericanos por causas y en condiciones similares.

Por su parte, la defensa solicitó la suspensión de la vista para realizar una nueva prueba pericial sobre la munición y armamento que utilizaron los efectivos de la Guardia Civil en Reinosa.

Los dos peritos de la Guardia Civil reconocieron que el bote de humo encontrado en el garaje donde buscó cobijo Gonzalo Ruiz y otras tres personas lo lanzaron con un arma de fuego, lo cual contradice la versión de los dos prinipales encausados en el proceso, quienes afirmaron que tiraron el proyectil con la mano.

Los abogados de la defensa solicitaron la suspensión del juicio por considerar que la prueba había sido trasladada al garaje con posterioridad a los hechos.

Los letrados defensores justificaron la petición de una nueva investigación pericial argumentando que el bote utilizado como prueba por la acusación no presenta los golpes propios de un objeto disparado con arma de fuego.

El abogado de la defensa, Joge Argote, requirió del tribunal que esta prueba fuera realizada en un local cerrado y ante su presencia, pero el juez desestimó la petición.

También declararon las dos personas encargadas de vigilar el arsenal de la Guardia Civil en el acuartelamiento de Logroño, al que pertenecían los ocho implicados, para explicar que además de los equipos necesarios y habituales en este tipo de operaciones, hubo que trasladar a la localidad cántabra 600 botes de humo adicionales (300 de camuflaje y 300 lacrimógeno), ya que las fuerzas de seguridad agotaron la munición inicial.

Sin embargo, aseguraron que en ninguno de los botes de humo utilizados en los enfrentamientos entre agentes y manifestantes había indicación alguna que previniera o prohibiera su empleo en locales cerrados.

El juicio quedó suspendido hasta mañana, miércoles, jornada en la que prestarán declaración los testigos de la acusación y algunos trabajadores de Foarsa.

(SERVIMEDIA)
04 Feb 1992
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