EL PERIODISTA BRITÁNICO RELATA QUE LE APUNTARON CON UN KALASHNIKOV Y QUE TEMIERON VARIAS VECES POR SU VIDA
- Colin Freeman estuvo secuestrado junto al español José Cendón durante 40 días en Somalia
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El periodista británico Colin Freeman, que fue secuestrado junto al reportero español José Cendón en Somalia, relata que le apuntaron con un rifle "kalashnikov" en la cabeza y que varias veces temieron por sus vidas en los "40 días y 40 noches" que permanecieron secuestrados en las montañas somalíes de la región de Puntlandia.
Freeman comenta cómo fueron sus sensaciones el día que los liberaron, en un artículo recogido por Servimedia que publica hoy el diario "Daily Telegraph". Ambos periodistas preparaban un reportaje sobre los piratas somalíes para la citada cabecera.
En el artículo titulado "El paseo del hombre del 'Telegraph' a la libertad en Somalia", Freeman afirma que después de comer "otra insípida cabra guisada", sobre las 13.30 horas del sábado -3 de enero-, se produjo una llamada telefónica que "desesperadamente habíamos esperado, pero pensado que nunca llegaría".
Después de esa llamada, la cuadrilla de los secuestradores, relata Freeman, les obligaron a andar por una "ladera escarpada" en las montañas somalíes hasta un punto "remoto". Allí pararon y ambos tuvieron miedo pensando que era otra "promesa falsa", reconoció. "No puedo afrontar otro mes en este lugar horrible", asegura Freeman que pensó.
El periodista británico cuenta que una semana antes habían vivido una "promesa idéntica" pero que al final los captores cancelaron su liberación. Además, confiesa que a veces los secuestradores amenazaron con dañarlos, y le llegaron a apuntar con un rifle "kalashnikov" en su cabeza e hicieron una representación "convincente" de su "ejecución inminente".
CORÁN Y DOS GRANADAS
Tras pasar esa noche y, cuando "las estrellas todavía brillaban sobre el ocre de la sierra coloreada" en la mañana del domingo -por ayer 4 de enero- se pusieron de nuevo a caminar. En esta ocasión, relata que los secuestradores cargaron sus cinturones con municiones. Además, dice Freeman, uno de los jefes cogió "el bolso de ordenador portátil negro en el cual él siempre llevaba un Corán y dos granadas de mano".
En ese momento, Freeman reconoce nuevamente que "no por primera vez" tuvieron la sensación de que todo iba a acabar en "una carnicería" o que iba a ser secuestrado también aquel que fuera a liberarlos.
Sin embargo, de repente, el silencio que les había acompañado durante el camino fue "interrumpido" por varios disparos que, al final, significaban un "señal" para hombres que estaban al otro lado de la montaña, dice Freeman.
Después de ese intercambio de saludos, "fuimos transferidos a un grupo de mayores del clan, que debían ser los intermediarios para la cesión final". Tras este episodio, llegaron al aeropuerto de Bossaso.
En ese instante, confiesa, "encendí un cigarrillo -un hábito que, se suponía, había dejado hace 16 años- e inhalé profundamente, pensando felizmente en la casa, mi familia, mi novia y -más pretenciosamente- una jarra de cerveza".
Tres horas más tarde, concluye el periodista británico, "nosotros avanzábamos dando sacudidas por la pista de aterrizaje y despegamos en el aeropuerto Bossasso, y nuestras ruedas abandonaron la tierra somalí. Después de 40 días y 40 noches en las montañas somalíes, nosotros éramos finalmente libres".
(SERVIMEDIA)
05 Ene 2009
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