La primera divergencia entre el ex juez y el Grupo Socialista se produjoen marzo de este año, cuando Pérez Mariño y el entonces diputado Baltasar Garzón, que al igual que él había accedido al escaño como independiente en las filas del PSOE, amenazaron con romper la disciplina de voto al defender que la comisión de investigación de la financiación de los partidos políticos pudiera extraer responsabilidades políticas y no fuera una mera comisión de estudio, como inicialmente quería el PSOE.

Meses después, el pasado 3 de noviembre, cuando Garzón ya había regresado a la Audiecia Nacional, Pérez Mariño volvió a mostrar su disidencia con el Grupo Socialista y no se quedó en las amenazas, sino que rompió definitivamente la disciplina de voto.

En aquellas ocasión votó en blanco las candidaturas del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo de RTVE, por considerar que el proceso seguido para cubrir las vacantes institucionales no había sido ni transparente ni democrático.

La semana pasada fue la segunda vez que el ex juez votó de manera distinta a sus compañeros de PSOE. Pérez Mariño se negó a votar en contra de una proposición de ley de Izquierda Unida que pretendía despenalizar la insumisión, por lo que cuando tuvo que pronunciarse optó por la abstención.