A pesar de este fracaso sentimental Rivera ritera la puesta a disposición de todas sus pertenencias, incluido sueldo mensual, a la mujer que decida compartir con él su vida y recuerda a las candidatas que deben poseeer unos 40 años y han de ser "dulces, cariñosas, trabajadoras, honradas y bonitas".

Aida Luz, que hasta el pasado mes de abril vivió con el lepero, acusa a éste de haberle agredido y en algunos casos incluso físicamente y de haber sido engañada porque según aseguró "cuando llegué a Lepe tuve muchos problemas y ví que muchas cosas delas que José me había contado eran mentira, por lo que decidí marcharme de su lado".

Rivera al mismo tiempo pese a su avanzada edad, estima que posee la misma fuerza "en muchos sentidos" que los jóvenes de veinte años y aunque está indignado por el comportamiento de su antigua compañera se muestra optimista ya que según él "encontraré una mujer que me sepa querer".

Aida Luz desengañada por su relación con este lepero vive actualmente en Isla Cristina, donde intenta rehacer su vida después del "lí" en el que la introdujo este peculiar "solicita-novias", como también es conocido el vecino de Lepe.