El acuerdo sobre coproducción entre España y Méjico, firmado por la titular del departamento de Cultura español y el director general del Instituto Mejicano de Cinematografía, Jorge Alberto Lozoya, señala que las películas realizadas en coproducción entre ambos países serán consideradas como "películas nacionales" y se beneficiarán "de pleno derech de las ventajas que de ello resulten".

Las aportaciones de los productores de los dos países podrán variar entre el 20 y el 80 por ciento del presupuesto de cada coproducción y deberán incluir una participación técnica y artística.

Asimismo, establece que anualmente podrán admitirse hasta seis películas realizadas en cada uno de los países como coproducciones financieras y se creará una subcomisión mixta cinematográfica para mantener el equilibrio general en la participación.

Alborch declar, en una rueda de prensa que ofreció en San Sebastián con motivo de su presencia en el Festival Internacional de Cine, que se trata de un acuerdo positivo para los intereses de ambos países y se mostró convencida de que se mantendrá aunque se produjera un cambio de Gobierno en los próximos meses, porque "mal haría un Gobierno si despreciara lo que ya se ha alcanzado", apostilló.

La ministra de Cultura señaló que España y Méjico están estudiando hacer extensivo dicho acuerdo a Argentina y adelantó que as negociaciones con ese país podrían concluir satisfactoriamente en 1996.

A su juicio, el sistema de incentivos económicos que facilita la financiación de la producción cinematográfica a través de un Fondo de Garantía gestionado por el Banco Exterior de España ha conseguido resultados "razonablemente positivos", ya que la producción de largometrajes ha aumentado un 26 por ciento en relación a 1994, y recordó que el número de espectadores se incrementó en un 30 por ciento con respecto al año pasado. Carmen Alborch dijo que durante la presidencia española de la Unión Europea es "prioridad absoluta" convencer al resto de los socios comunitarios de que "el uso racional y realista de los instrumentos propios de la UE son de vital importancia para potenciar en beneficio del conjunto de países miembros nuestras industrias audiovisuales".

Respecto a las denominadas "cuotas" cinematográficas, opinó que éstas no deberían suprimirse al menos durante los diez próximos años y expresó su deseo de que este istema resulte beneficioso para el sector de la producción independiente y las obras destinadas a la infancia y la juventud.