El Ejecutivo chino anunció ayer estas drásticas medidas, que forman parte de la una campaña bautizada como, "Olimpiada con cielos azules", cuyo objetivo es evitar que las celebraciones puedan enturbiarse por el aire contaminado que se respira habitualmente en la ciudad.

El denso tráfico de la capital oriental es una de las principales causas de su contaminación atmosférica que, en algunos momentos, alcanza niveles peligrosos para la salud humana. Según datos de la Agencia Espacial Europea correspondientes al año pasado, Pekín y las provincias circundantes detentan uno de los niveles más elevados del planeta de dióxido de nitrógeno, una sustancia que puede causar daños pulmonares irreversibles.

Por ello, la Agencia para la Protección del Medioambiente de Pekín se propone restringir el tráfico de vehículos particulares en la ciudad, durante los dos meses anteriores al comienzo de las Olimpiadas y hasta la conclusión de los Juegos Paralímpicos.

Este organismo limitará a 1,85 millones el número de coches que podrán circular por Pekín durante los dos meses previos a la celebración, y a 1 millón durante la misma. Actualmente hay 2,6 millones de turismos en Pekín, y se prevé que esta cifra aumente un 40% de aquí a 2008.

Para ello han diseñado un conjunto de sanciones e incentivos y entre estos últimos hay desde vacaciones pagadas a billetes gratuitos para el uso del transporte público.

Entre el 25 de julio y el 17 de septiembre de 2008 también se interrumpirán los trabajos de construcción en la capital, y muchas fábricas y generadores de electricidad cerrarán.

Para reducir la presencia de partículas de carbono en el aire, los servicios municipales regarán las calles varias veces al día, e incluso utilizarán aviones y cohetes que lanzarán sustancias químicas a las nubes para inducir las precipitaciones.