Según consta en la sentencia, los hechos se produjeron en Las Palmas de Gran Canaria durante los meses e septiembre y diciembre de 1996, cuando Evencio Placeres Tavío, sin antecedentes penales, aprovechó "la confianza ganada" a uno de os menores, de 11 años, para llevarle a su casa, donde, en al menos dos ocasiones, le penetró analmente. Además, le hizo objeto de diversos tocamientos y masturbaciones en la zona el muelle deportivo.

El acusado, que entregaba entre 500 y 1000 pesetas a su víctimas en cada ocasión, padece una pedofilia "con atracción sexual por varones de tipo exclusivo", según consta en el informe médico forense.

El Supremo considera que no se le puede aplicar la eximente de su patología, dado que ésta "no limit su capacidad para comprender licitud" de los hechos por los que ha sido condenado.

"En la pedofilia, la opción sobre la realización o la abstención de actos sexuales permanece bajo el control de la voluntad, como en las demás personas", dicen los magistrados. "Si bien, decidida libremente la realización del acto sexual, la desviación instintiva de la pedofilia opera sobre la elección de la víctima, determinando que sea un menor".

De esta forma, el Supremo confirma la sentencia dictada en su día or la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria, por la que Evencio Placeres fue condenado a 24 años de prisión por 8 delitos de abuso sexual, a una multa de 730.000 pesetas y a indemnizar con 2.500.000 pesetas al niño de 11 años y con 500.000 pesetas al otro menor.